viernes, 23 de enero de 2009

Reto 30. Lavado de ropa en una lavandería china del downtown de cualquier urbe americana

RETO CONSEGUIDO

Ya puestos a hacer el canelo, ¿por que no hacerlo a lo grande? Si había que confiar nuestras delicadas prendas textiles a una lavandería china, y con ello arriesgar la integridad de nuestros preciados gayumbos multicolor, ¿por que no ir directamente al núcleo de todo el asunto? Para comprobar la eficacia de las "chinese laundries", nos vimos en la obligación moral de acudir al barrio chino más grande del mundo, lugar donde canes y gatetes son devorados sin miramientos, y donde la cultura del lapo o gargajo callejero es practicada por el 98% de la población: el Chinatown de San Francisco.





La búsqueda del antro en cuestión no llevó más de 5 minutos; nada más pisar Chinatown nos encontramos con una atractiva y a la par repugnante lavandería que parecía no haber conocido una fregona desde su inauguración, probablemente allá por los años 60. El recibimiento no pudo ser más hostil; sin tan siquiera poner un pie en el local, el gerente de la tienda, de nombre Chung Hao, nos lanzó una amenazante mirada estilo Pat Morita, probablemente por la intensa sesión fotográfica a la que estábamos sometiendo a su local. Por favor, aprecien a tal sujeto en la siguiente instantánea, enfundado en una roída gorra blanca, en la penumbra y con aspecto de querer insertar un estrella ninja entre ceja y ceja a Mr.Munios.





Como medida de cautela ante posibles hostilidades, decidimos consultar la tabla de precios desde la misma calle. Bien, aquello era caro de cojones (2.50 dólares por unas buenas vueltas en la máquina), pero los gayumbos ya caminaban solos por la noche y necesitaban una buen repaso con jabón asiático o cualquier otro producto de eficacia contrastada.





Tras intensas deliberaciones Mr.Borx se rajó y en su lugar optó por el lujo norteamericano (lavado de ropa deluxe en el hotel a precio de auténtico oro líquido). Mr.Munios, en cambio, con un presupuesto que rozaba ya límites insospechadamente bajos, prefirió el enfrentamiento directo con el honorable Chung Hao y procedió con el prometido lavado gayumbil, con unos resultados francamente satisfactorios. Certificamos desde aquí la eficacia china en estos menesteres. No hay fotos del exitoso proceso de limpieza de palominos debido a la brutal serie de improperios y maldiciones chinas que recibimos por parte del sr. Chung Hao. La única instantánea que conseguimos, jugándonos el pescuezo y las pelotas, fue la de Mr. Munios entrando en el local en cuestión.





Como llegar: Imposible recordar la localización exacta del comercio del señor Hao, pero si os queréis fiar de nuestra pésima memoria yo optaría por Stockton Street con Jackson Street, en pleno corazón del Chinatown de San Francisco. De todas maneras todo el barrio está plagado de tugurios similares a este y con tenderos incluso con más mala hostia que el señor Hao.
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lunes, 19 de enero de 2009

Reto 104. Trincarse una clásica zarzaparrilla vaquera en Dodge City

RETO CONSEGUIDO

Nunca pensamos que podríamos llegar a tal nivel de hastío, pero tras 2 semanas infernales de exclusiva ingesta cocacolesca en todas sus variedades (Vanilla, Cherry, Coke Plus, Zero, Diet y su puta madre), nuestro organismo rechazó el valioso líquido carbonatado al estilo colítico. Por esta razón recibimos con los brazos abiertos al Reto 104, que nos ofrecía una oportunidad única de beber algo diferente y a la vez apaciguar nuestras agitadas aguas intestinales. God Bless Zarzaparrilla!

La zarzaparrilla fue una bebida clásica del Far West americano, por lo que el único lugar donde podíamos pedirnos una sin temor a ser vilipendiados, era en un auténtico salón del Far West americano, concretamente en Dodge City (Kansas), cuna mundial de los cowboys. El Long Branch Saloon de Front Street nos esperaba con los brazos abiertos y con fresca Zarzaparrilla de a 3 dolarazos la botella.





Tras un saludo a lo yankee, ("What's up Doc?") y meter un par de gapazos en la escupidera de la barra, Mr.Borx se encargó de pedir las Zarzaparrillas al barman Frank Miller con cara de pocos amigos y una pose vaquero-chulesca, como bien requería la ocasión.




Mr. Munios realizó los honores con el primer trago vaquero del viaje, directo al gaznate, y con mucha presión por la presencia de un par de granjeros de Oklahoma que no pararon de darnos la brasa durante nuestra corta estancia en el Long Branch Saloon. A destacar la cara de ascazo de Mr.Munios, porque efectivamente la Zarzaparrilla de las pelotas sabía a gatete chico.




Visto lo terrible del sabor no tuvimos más remedio que prolongar nuestra estancia en el Saloon forjando de esa manera una bizarra amistad con los ancianos granjeros de Oklahoma. Pasen y vean el Long Branch Saloon con su inquietante fauna yankee degustando rica zarzaparrilla:




Tras más de media hora con la botella en la mano y dando tragos a regañadientes, la Zarzaparrilla de Dodge City terminó siendo pasto de los gusanos. Mr. Munios dio todo un recital de escanciamiento derramando aquella mierda por todo el lugar al estilo tarraco-asturiano. Ello significo nuestro retorno al laxante de moda en los States: la Coke Classic.






Como llegar: El Long Branch Saloon se encuentra en la Front Street de Dodge City, dentro del complejo de Boot Hill. Este es uno de los salones más míticos de USA donde por ejemplo, el auténtico Wyatt Earp se trincó sus buenos whiskys allá por el 1876.
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miércoles, 7 de enero de 2009

Reto 42. Acercarse en barco a la caída de las cataratas del Niágara vestidos con los clásicos impermeables gañanoides

RETO CONSEGUIDO

Tras una noche de auténtico infierno etanólico en las afueras de la ciudad de Buffalo, nos despertamos en modo zombie en un motel de mala muerte con pocas ganas de hacer turismo pero dispuestos a echar la papa en el barco "Maid of the Mist IV", que nos llevaría directamente a la caída de las cataratas del Niágara, lugar clásico donde ilustres suicidas han firmado su defunción de manera espectacular a lo David Copperfield.

El objetivo era sencillo, enfundarnos un chubasquero gañán y zarpar rumbo a una muerte segura bajo las aguas de las cataratas del Niágara. Pan comido o al menos eso aseguraba la maldita guía Lonely Planet.
El primer paso fue abandonar los States y cruzar a Canadá (las cataratas están compartidas por ambos países, pero para catarlas bien hay que cruzar la frontera). El recibimiento que los canadienses hacen a sus temerosos turistas solo puede dar pie a presagios funestos. Observad sino el cartelazo donde se pone en duda la supervivencia del propio individuo a tal espectáculo natural:



Mr. Munios era reacio a enfundarse uno de estos chubasqueros gañanes y subir en el barco; el señor quería catar las aguas del Niágara en todo su esplendor y hacerse unos largos, al estilo termas romanas, pero vista la ingente cantidad de mierda que flotaba en el agua no tuvo más remedio que unirse al rebaño y subir al "Maid of the Mist IV" con Mr.Borx.




No sabemos muy bien porque, pero cuando el personal se acerca a las cataratas envueltos en el dichoso impermeable cutrón, el sentido del ridículo desaparece y la muchedumbre se pone a hacer el primate ante la cámara de manera brutal (agitación violenta de las extremidades superiores, muecas de auténtico imbécil y comportamiento completamente errático). No quisimos ser menos, y el equipo de "A Todo Caucho" se dejó llevar por la imbecilidad:







Auténticos payasos de postín.
En la siguiente secuencia fotográfica se puede apreciar el proceso que nosotros mismos seguimos y que fácilmente puede llevar a una trágica muerte acuática a cualquier par de inocentes turistas que osen embarcar en el "Maid of the Mist IV".












Pero vayamos al grano, supongo que lo que todos vosotros queréis ahora mismo es la carnaza, saber si Mr.Borx y Mr.Munios murieron ahogados en aguas americano-canadienses envueltos en el pedazo de plástico azul más caro de Norteamérica. O por lo menos saber si Mr.Munios tuvo un arrebato tarraco-romano y se lanzó a las guarrísimas aguas del Niágara. Ete aquí la solución:





Como llegar: Poned rumbo al pueblo de Niagara Falls y seguid el maldito ruido de las cataratas. Eso sí, cruzad a Canadá si queréis ver el tema como Dios manda.
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